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Esperanzas e incertidumbres sobre futuros santuarios en altamar
Esperanzas e incertidumbres sobre futuros santuarios en altamar / Foto: Philippe LOPEZ - AFP/Archivos

Esperanzas e incertidumbres sobre futuros santuarios en altamar

¿Cómo proteger las reservas marinas alejadas de las costas? El nuevo tratado sobre aguas internacionales o la altamar permitirá crear santuarios vitales para los océanos, pero todavía subsisten muchos interrogantes.

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- ¿Qué santuarios? -

El texto adoptado este lunes en la ONU prevé crear santuarios en zonas con recursos marinos particularmente frágiles o importantes para especies en peligro en aguas internacionales.

La biodiversidad es una prioridad "pero no es el único criterio importante", explica a la AFP Minna Epps, de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que recuerda las "funciones ecológicas", como las de los lugares propicios para la proliferación de plancton.

Por ejemplo, el "domo de calor" frente a Costa Rica, donde cada año la subida a la superficie del agua de las profundidades, rica en nutrientes, provoca una explosión de algas, primer eslabón de una cadena alimentaria que produce un hábitat acogedor, en particular para las ballenas azules.

"No solo hay que proteger un tipo de ecosistemas", dice por su parte Liz Karan, de la ONG Pew Charitable Trusts, que pone de relieve la importancia de una "red" de santuarios para proteger las especies migratorias. Idealmente, una red conectada a santuarios marinos de zonas costeras.

Según estos criterios, científicos y ONG ya han identificado una decena de potenciales áreas marinas.

Esto incluye, además del "domo de calor", la cadena de montes submarinos Emperador, que prolonga el archipiélago de Hawái en el Pacífico, "la ciudad perdida" del Atlántico con sus decenas de chimeneas hidrotérmicas y el Mar de los Sargazos.

O las dorsales de Nazca y de Salas y Gómez, frente a las costas de Perú y Chile, que podrían ser unos de los primeros santuarios en ver la luz.

- ¿Para cuándo las primeras zonas protegidas? -

No antes de varios años.

"Cuatro años sería muy optimista. Lo más realista son cinco o seis años, desgraciadamente", dice Glen Wright, investigador del Instituto de Desarrollo Sostenible y de Relaciones Internacionales (Iddri), mientras que Minna Epps no cree que ocurra antes de 2027.

Tras su adopción, para poder entrar en vigor el tratado debe ser firmado y ratificado por 60 países. Solo después se podrá convocar una reunión de la conferencia de las partes (COP), que es la única habilitada para crear un santuario a propuesta de uno o varios estados. Hasta ahora, son sobre todo las ONG las que promueven su creación.

Solo Chile prevé un proyecto formal en Nazca y Salas y Gómez.

- Objectivo 30x30 -

Aunque pasarán varios años para que una zona protegida vea la luz, este tratado es esencial para lograr el objetivo que han establecido los gobiernos de proteger el 30% de las tierras y los océanos del planeta para 2030.

Sin tratado, "no lograremos el objetivo de 30x30. Es tan simple como eso", dice Jessica Battle, de WWF.

Pero dado lo apretado del calendario, "la contribución" del tratado para este objetivo "podría ser limitada", alerta Glen Wright.

- ¿Qué protección? -

Tanto en la tierra como en el mar, los grados de protección de las reservas varían.

En altamar, "me cuesta imaginar cómo proteger de manera estricta grandes extensiones", dice Wright, quien cree que es más "viable" crear pequeñas zonas con restricciones máximas (como la prohibición total de actividades) y otras con medidas temporales, para proteger, por ejemplo, reproducción y migración de algunas especies.

- ¿Vigilar y llevar a cabo? -

Difícil imaginar una policía internacional que patrulle inmensas extensiones en mitad del océano. Por eso los expertos proponen recurrir a la tecnología para proteger dichas zonas protegidas, en particular mediante satélites.

"La belleza de la altamar es que se necesita mucha energía para ir hasta allí" y los barcos están equipados de transmisores que los identifican, lo que permite "seguir sus movimientos", comenta Jessica Battle.

Eso permite detectar una actividad no autorizada, como ya hace la fundación Global Fishing Watch al monitorear las actividades de pesca.

Para que los santuarios no queden en papel mojado, hay que definir cómo financiar la vigilancia y cómo obligar al infractor a cumplir las reglas.

El tratado subraya que los estados son responsables de las actividades en altamar de las embarcaciones que llevan su bandera. Pero es necesario que el estado en cuestión lo haya firmado.

El texto prevé también un mecanismo de "conformidad" que todavía debe ser definido.

"Si hay pruebas de que un estado ha proporcionado un pabellón a un barco que no respeta una zona marina protegida, podría ser estudiado en la COP. A los estados no les gusta ser criticados a nivel internacional", confía Battle.

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