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Sitios arqueológicos de Irak, víctimas colaterales del cambio climático
Sitios arqueológicos de Irak, víctimas colaterales del cambio climático / Foto: Asaad NIAZI - AFP

Sitios arqueológicos de Irak, víctimas colaterales del cambio climático

Las maravillas arqueológicas iraquíes que sobrevivieron al paso de miles de años y las destrucciones de la guerra parecen indefensas ante una amenaza más reciente, las tormentas de arena y la salinización vinculadas con el cambio climático.

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Antiguos tesoros babilónicos desenterrados están desapareciendo lentamente bajo los vientos cargados de arena en una tierra resecada por el creciente calor y las prolongadas sequías.

Irak, un país golpeado por el cambio climático, enfrentó el año pasado una docena de grandes tormentas de arena que paralizaron la vida cotidiana y dejaron a sus pobladores con dificultades para respirar.

Al pasar la tormenta, la arena cubre todo, incluidas las ruinas sumerias de Umm al Aqarib, "la Madre de Escorpiones", en la desértica provincia sureña de Di Car.

Las tormentas de arena lentamente han revertido años de trabajo para desenterrar las fachadas de terracota de los templos y numerosos artefactos invaluables, admitió el arqueólogo Aqeel al Mansrawi.

Tras una década de tormentas cada vez peores, la arena "cubre buena parte del sitio" de Umm al Aqarib, que data de alrededor de 2350 a.C. y abarca más de cinco kilómetros cuadrados, agrego.

En el pasado, la mayor amenaza era el saqueo de antigüedades en las ruinas, donde se han hallado fragmentos de cerámica y tabletas de barro con escritos cuneiformes.

Ahora el cambio en el clima y su impacto en el suelo, especialmente la desertificación plantean una nueva amenaza a los sitios antiguos en el sur de Irak, según Mansrawi.

"En los próximos 10 años se estima que la arena podría cubrir 80% a 90% de los sitios arqueológicos", señaló.

- Desgaste y desintegración -

La legendaria tierra entre los ríos Tigris y Éufrates acogió a algunas de las primeras civilizaciones del mundo, cuyos restos están amenazados en el Irak moderno.

El país petrolero aún se recupera de décadas de dictadura, guerra e insurgencia, y continúa plagado por el desgobierno, la corrupción y la pobreza.

Al mismo tiempo, Irak es uno de los cinco países más impactados por los efectos del cambio climático, como la sequía, según la ONU.

Presas río arriba en Turquía e Irak han reducido el caudal de los afluentes, y se pierde más agua por el antiguo sistema iraquí de irrigación y sus viejas prácticas agrícolas.

El país suele registrar hasta 50 grados centígrados en el verano, y las sequías han empujado a los agricultores y pastores a las ciudades abarrotadas.

"Las tormentas de arena son más frecuentes, el viento lleva más polvo y las temperaturas suben", señaló Jaafar al Jotheri, profesor de arqueología de la Universidad Al Qadisiyah de Irak.

"El suelo se ha vuelto más frágil y fragmentado debido a la falta de vegetación y raíces", explicó.

Con la salida de los agricultores, "su tierra queda abandonada y el suelo está más expuesto al viento".

Los vientos levantan "más fragmentos de sedimento que llegan a los sitios arqueológicos", indicó Jotheri. "La arena y el cieno causan desgaste y desintegración de los edificios".

- Dunas de arena -

El problema se agrava por la salinización, señaló Mark Altaweel, profesor de arqueología de Cercano Oriente en el University College de Londres.

En el calor extremo, explicó, el agua en la superficie se evapora tan rápidamente que el suelo no reabsorbe los cristales, que quedan encima como una corteza salina.

Jotheri señaló que la sal en el suelo cargada por las tormentas de arena causa "desgaste químico en los edificios arqueológicos".

Las autoridades iraquíes insisten en que están trabajando por enfrentar el problema complejo.

El gobierno "está trabajando por contener las dunas de arena", aseguró Chamel Ibrahim, director de antigüedades de la provincia Di Car.

Citó un plan de sembrar un "cinturón verde" de árboles por un valor de 3,8 millones de dólares.

Pero Jotheri expresó dudas, al señalar que para mantener viva esa vegetación "necesitas mucha agua".

Con el cambio climático, dijo, "somos el país que más lo sufre y menos hace. Estamos en el fondo de la lista en términos de acción contra el cambio climático".

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