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Egipto, ante el desafío de atraer a líderes mundiales a la COP27
Egipto, ante el desafío de atraer a líderes mundiales a la COP27 / Foto: Philip Davali - Ritzau Scanpix/AFP/Archivos

Egipto, ante el desafío de atraer a líderes mundiales a la COP27

A un mes de la COP27, Egipto multiplica los llamamientos a los dirigentes del mundo para hacer de esta cumbre climática una cita diplomática ineludible, y trata de evitar las críticas sobre su vulneración de los derechos humanos.

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Hasta ahora, ningún jefe de Estado confirmó oficialmente su participación en la conferencia que se inaugurará el 6 de noviembre en Sharm el Sheij, a orillas del Mar Rojo. Lo que se sabe de momento es que el rey Carlos III de Inglaterra no asistirá.

El presidente de la COP27, el jefe de la diplomacia egipcia Sameh Shukri, está "decepcionado", según un responsable egipcio citado por el diario británico The Guardian. "Esperamos que esto no indique que el Reino Unido se está retirando del movimiento mundial sobre el cambio climático", subrayó.

En un momento en que el mundo está ocupado con la invasión rusa de Ucrania y el aumento de los precios de los alimentos y la energía, El Cairo quiere movilizar a los países industrializados y contaminadores en torno a esta COP en África.

La comunidad internacional sigue reafirmando el objetivo del Acuerdo de París de 2015 de contener el calentamiento del planeta en +1,5ºC respecto a la era preindustrial, un objetivo difícilmente alcanzable, ya que estamos casi a +1,2ºC.

Un nivel en el que las consecuencias catastróficas del calentamiento ya se multiplican en todo el mundo, con sequías, inundaciones, olas de calor y megaincendios que afectan especialmente a los países más pobres y menos responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero, culpables de dicho calentamiento.

Estos países reclaman una financiación específica para compensar las "pérdidas y daños" sufridos, un punto que será debatido con ahínco en la COP27, ya que los más ricos, a menudo grandes contaminadores, son muy reticentes.

El debate se desarrollará en un clima de desconfianza, puesto que los países ricos aún no cumplieron su compromiso de ayudar a los países pobres con 100.000 millones de dólares al año para reducir las emisiones y adaptarse.

- Compromisos débiles y tardíos -

Mahmud Mohieldin, alto funcionario de las Naciones Unidas para la acción climática, acogió con satisfacción "la promesa de una serie de países de cumplir con su parte del compromiso de Copenhague de 2009 de aportar 100.000 millones de dólares al año", a pesar de que esta cantidad "solo represente el 3% de las necesidades".

Pero para el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, "los compromisos colectivos de los gobiernos del G20 son demasiado débiles y llegan demasiado tarde".

En Egipto, las preocupaciones medioambientales fueron consideradas durante mucho tiempo como "un lujo" que el país, de 104 millones de habitantes, no podía permitirse, admitió recientemente la ministra de Medio Ambiente, Yasmina Fuad.

Ahora se ha fijado como objetivo que el 42% de su electricidad proceda de energías renovables de aquí a 2035, pero para los defensores del medio ambiente esto no es suficiente.

Climate action tracker denuncia políticas "muy insuficientes", mientras que Human Rights Watch (HRW) afirma que Egipto es "responsable de más de un tercio del consumo de metano en África", uno de los gases causantes del efecto invernadero.

En los últimos años, el parque Happyland en el delta del Nilo desapareció, el de Merryland en El Cairo no deja de marchitarse, mientras que el "jardín internacional" de Nasr City se transformó en un estacionamiento.

En un país donde la protesta está prohibida y donde cientos de sitios web que denuncian violaciones de los derechos humanos y del medio ambiente están bloqueados, los activistas están preocupados.

"Se nos ha indicado que sólo las manifestaciones autorizadas serán posibles", denuncia Patience Nabukalu, de la rama ugandesa del movimiento Viernes por el Futuro, añadiendo que los elevados precios de los hoteles en Sharm el Sheij desalentaron a muchos activistas, especialmente africanos.

Para HRW, al permitir una forma de protesta, Egipto "podría intentar explotar la COP27 para promover una imagen de tolerancia cuando la opresión política está en el origen de una de las crisis de derechos humanos más graves del país".

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