Esquileo con música clásica, colchones mullidos... feliz como una oveja en Nueva Zelanda
Música clásica, colchones mullidos y el ritmo lento y suave de una esquiladora de lana: bienvenido a la granja de Nueva Zelanda que probablemente críe a las ovejas más mimadas del mundo.
Aquí no hay esquiladores toscos que maltratan al rebaño mientras rápidamente lo despojan de su vellón en ruidosos y abarrotados cobertizos.
En Lake Hawea Station, en la isla sur de Nueva Zelanda, los propietarios Geoff y Justine Ross abogan por un trato más amable y defienden el sutil arte del "esquilado lento".
En el cobertizo resuenan las melodías de Debussy, Vivaldi y Mozart mientras los equiladores sacan a las ovejas de sus corrales para recortar su gruesa lana con lentos y metódicos golpes de maquinilla.
Los esquiladores cobran en función de la experiencia del animal: el estrés, los golpes y los cortes pueden llevar a salarios más bajos.
El proceso se lleva a cabo en inmaculadas tablas blancas para revelar mejor cualquier daño infligido a la piel de las ovejas.
Una vez peladas, las ovejas son conducidas a una rampa que las lleva a un corral de retención, donde aterrizan sobre un colchón blando y no sobre grava.
Es un esquila ideada pensando en la oveja.
"En primer lugar sitúamos el cuidado del animal", dice Justine Ross a la AFP. "Todo lo que queremos son ovejas más felices y tranquilas. Esto empieza por cómo las tratamos", afirma.
"Criamos corderos en nuestra primera temporada. Una vez ves su personalidad y su carácter único, sabes la gran responsabilidad de su cuidado. Y tenemos 10.000", explica.
- Silencio -
En su granja hay "patios silenciosos" donde los perros pastores son entrenados a no ladrar mientras conducen al rebaño.
En la clínica veterinaria, las ovejas enfermas reciben nutrición y tratamiento médico adicionales.
"Se pierden animales en la agricultura, eso es un hecho, pero a veces, con un poco más de amor y cuidado, se recuperan", dice Ross.
Después de leer que las vacas producen más leche si escuchan música clásica, Ross decidió agregar este género a la lista de canciones que suenan durante el esquileo.
"A veces escuchamos a Mozart. Algunos productores de leche lo utilizan como una forma de calmar a los animales", explica Ross.
En Nueva Zelanda viven cinco millones de personas y 25 millones de ovejas.
El país es uno de los principales exportadores de lana del mundo.
El esquileo es un trabajo duro y físico. Requiere habilidad y resistencia para manejar a ovejas que pueden pesar hasta 60 kilos y dar alguna que otra patada dolorosa.
Tradicionalmente, la esquila se realizaba con rapidez, sin preocuparse por los cortes ocasionales.
Hoy en día, el bienestar de los animales es un factor clave, explica a la AFP Carolyn Clegg, de la asociación neozelandesa de esquiladores.
La prioridad sigue siendo obtener lana de la mejor calidad, explica, "pero eso se extiende a las ovejas: no queremos que sufran cortes ni estrés, porque eso afecta a su bienestar".
- "Ovejas relajadas" -
En Lake Hawea Station, el gerente de la granja, Jack Mansfield, dice que le gusta el "trabajo lento y ordenado, con las ovejas relajadas en todo momento".
El ritmo más lento también significa que las ovejas se retuercen y patean menos.
"Si estamos tranquilos y relajados, las ovejas también lo están", dice O'Neill.
Después de vender su exitoso negocio de vodka a una empresa internacional de licores, Geoff y Justine Ross compraron la granja en 2017, decididos a hacerla sostenible.
Fue la primera granja neozelandesa certificada como libre de emisiones de carbono por un instituto de investigación gubernamental.
Además de mantener bajas las emisiones, la pareja también quería reducir el estrés de sus ovejas.
Según Justine Ross, centrarse en el bienestar animal también tiene ventajas comerciales.
"Si un animal no está estresado, lleno de esa energía de lucha o huida, utilizará esa energía para producir más lana", explica.
La firma británica de ropa de lana Sheep Inc. es una de sus clientes.
Su cofundador, Edzard van der Wyck, explica que se sintieron atraídos por Lake Hawea por su condición de zona libre de emisiones de carbono y su política de bienestar animal.
"Con menos estrés en la vida de una oveja, hay menos roturas en la fibra de la lana, por lo que la calidad se mantiene por sí sola", afirma.
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