Bananos y mangos llegan a Sicilia de la mano del calentamiento climático
Aguacates, mangos, bananos, guayabas y maracuyá... ¡Bienvenidos a Sicilia! Al pie del Etna, el calentamiento climático hace que cada vez se cultiven más frutas exóticas.
El paisaje se parece más a los trópicos que a Europa: los cultivos de mango y aguacate, que separan filas de palmeras, se extienden hasta el horizonte entre la silueta majestuosa del volcán y las aguas azules del Mediterráneo.
"Desde hace unos diez años ha surgido un nuevo sector (...) y nos da muchas satisfacciones, por ejemplo la de poder trabajar 11 de los 12 meses del año", se congratula Andrea Passanisi, presidente del sindicato de agricultores Coldiretti en Catania, segunda ciudad de Sicilia.
Durante un viaje a Brasil en los años 2000 este siciliano de 39 años tuvo la idea de cultivar frutos exóticos en su tierra natal gracias a las similitudes entre ambos climas.
Este nativo de Catania, diplomado en Derecho, sembró las primeras plantas de aguacate al regresar de su viaje.
Con un terreno fértil gracias a la riqueza de las tierras volcánicas, un microclima cálido y húmedo y bajas variaciones de temperaturas entre la noche y el día, las condiciones son óptimas para la producción.
- Resistentes a la sequía -
En la actualidad la apuesta está ganada, con al menos 43 agricultores y centenares de hectáreas dedicadas a las frutas tropicales. Un sitio de venta directa para los consumidores (www.siciliaavocado.it) fue diseñado, y las frutas "Made in Etna" están disponibles en toda Italia, y también en Europa.
En este mes de septiembre aún muy cálido, la cosecha de mangos está en pleno auge. Luego será el turno de los aguacates y las guayabas, pasando por el maracuyá y los bananos.
Esta inusual prosperidad está relacionada con el alza preocupante de las temperaturas en Italia. Estos cuatro últimos años fueron los más cálidos jamás registrados en 200 años en la península.
Y 2023 se anuncia aún más caliente, con una temperatura media superior de 0,67 grados con relación al promedio histórico, en los primeros siete meses del año, según el Consejo Nacional de la Investigación (CNR).
Carla Cassaniti es originaria de Fiumefreddo di Sicilia, a los pies del Etna. Es agrónoma y trabajaba en Milán, en el norte de Italia.
Hace 10 años dejó todo para regresar a su tierra natal, un paisaje que se parece más a Brasil o la India que a Europa.
"Dado que son frutas originarias de zonas tropicales, requieren agua al comienzo del cultivo, pero luego, cuando los árboles han crecido, resisten la sequía", señala.
- Naranja vs mango -
Diez años después, la joven no se arrepiente, pues sus árboles de mango están ahora robustos y llenos de mangos.
Para ella, el cambio climático puede ser "una oportunidad para posibilitar que nuevos cultivos de mango, maracuyá, papaya, aguacate, encuentren un lugar aquí".
Esta morena risueña que se ocupa también de la certificación bio en la región de Catania, ve también con buenos ojos el impacto de sus nuevos cultivos para el medio ambiente.
Desde un punto de vista económico, el cultivo de frutos tropicales también tiene riesgos.
Su precio es más elevado que el de las naranjas o limones, pero el rendimiento por hectárea es inferior.
Y los agricultores sicilianos saben que los caprichos de la meteorología podrían obligarlos de nuevo a adaptarse.
"Ahora el frío ya no llega en diciembre sino en enero o febrero. Enero y febrero para las plantas tropicales es el periodo de inicio de florecimiento, cuando la planta comienza a despertarse, y un golpe de frío se convierte en problema y puede perjudicar la producción", advierte Andrea Passanisi.
Lo mismo ocurre con las temporadas de calor excesivo que las frutas exóticas no soportan.
En 2021, la temperatura llegó a 49ºC grados en Sicilia, un récord de calor jamás registrado en Europa.
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