Tras la sequía, las lluvias de invierno reavivan famoso pantanal en Irak
Con las patas en remojo, los búfalos negros pacen tranquilamente entre juncos. En los míticos humedales mesopotámicos del sur de Irak, las lluvias de invierno han dado un pequeño respiro a los ganaderos, en esta región azotada por la sequía.
Estos pantanos, incluidos en el patrimonio mundial de la Unesco, se vieron golpeados en verano (boreal) por la sequía en Irak, causada por las pocas precipitaciones y el reducido cauce del Tigris y el Éufrates, cada vez más secos debido a las represas construidas en los países vecinos, Turquía e Irán.
El invierno y las lluvias de la temporada han regado la turística zona pantanosa de Chibayish, en la provincia de Dhi Qar, y la de Hawizeh, a caballo en la frontera con Irán.
Entre juncos y pequeños islotes de tierra, Rahim Daoud hace avanzar su barca con la ayuda de un palo.
"Este verano, aquí había tierra, no había agua", recuerda este hombre de 58 años que vive de la cría de búfalos en Chibayish. "Con la lluvia que ha caído, el nivel del agua ha subido", dice.
En los humedales de Hawizeh o en los de Chibayish, fotógrafos de la AFP constataron en el pasado verano la desaparición de extensas zonas húmedas, reemplazadas por suelos agrietados y arbustos secos.
- "Mejora progresiva" -
En octubre, un responsable de la provincia rural de Dhi Qar informó a la AFP que, en seis meses, 1.200 familias se habían ido de las zonas pantanosas y agrícolas del sur de Irak. Según él, más de 2.000 búfalos murieron en ese periodo.
El país enfrentaba entonces su tercer año consecutivo de sequía y temperaturas extremas de más de 50 ºC durante el verano de 2022.
"Hay una mejora progresiva", reconoció recientemente Hussein al Kenani, quien dirige el centro gubernamental a cargo de la protección de los humedales. "El agua de la lluvia ha sido recuperada en los canales y los ríos" para ser conducida hacia la zona pantanosa, precisó a la AFP.
El nivel del agua en el pantanal de Chibayish aumentó más de 50 cm en comparación a diciembre, y el de Hawizeh, más de 30 cm, según el responsable.
En julio, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lamentó "una bajada sin precedentes del nivel del agua", y advirtió del "impacto catastrófico" para más de 6.000 familias.
A principios de enero, el organismo se congratuló por las recientes lluvias en la región de Chibayish, que conllevaron una reducción de la salinidad del agua, "lo que hace que pueda ser bebida por las personas y sus animales".
Pero, pese a la mejora del nivel del agua en estos humedales, algunos ecologistas piensan ya en los problemas el próximo verano.
"Sólo las lluvias no bastan", advierte Jassim al Assadi, al frente de la asociación ambientalista Nature Iraq. "No hay suficiente agua que llega del lado turco", dice. Y las principales represas en Irak, situadas antes de los humedales, "no disponen de una reserva adecuada y suficiente para el resto del año", insiste.
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