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El curso escolar, amenazado en Líbano por los bombardeos israelíes
El curso escolar, amenazado en Líbano por los bombardeos israelíes / Foto: - - AFP

El curso escolar, amenazado en Líbano por los bombardeos israelíes

Hace unos días, Ali al Akbar volvió a la escuela. Pero no para estudiar, sino para refugiarse de los bombardeos israelíes, como decenas de miles de libaneses que ahora duermen en unas aulas donde ya se ha aplazado el inicio del curso escolar.

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"Estoy triste, extraño a mis amigos y a mis profesores", cuenta este adolescente de 14 años a AFP.

No es el único que se quedó sin clases desde que empezó la guerra entre Israel y el movimiento libanés Hezbolá. Un representante del Ministerio de Educación calcula que "40% de los alumnos del país están desplazados".

En total, más de 1,2 millones de personas huyeron de la violencia desde que empezaron los bombardeos israelíes el 23 de septiembre. Muchos de ellos duermen ahora en más de 600 escuelas, que corresponden a la mitad de los establecimientos públicos del país.

Pero el ministerio sigue siendo optimista. El inicio de clases, inicialmente previsto para el 1 de octubre, apenas se retrasó para el 4 de noviembre.

La madre de Ali, Batul Aruni, no piensa en ello. "Ninguna madre quiere que su hijo no vaya a la escuela, pero este año, prefiero mantener a mi hijo cerca ya que no hay lugar seguro en Líbano de momento", afirma a AFP desde una escuela cercana a los suburbios del sur de Beirut, bastión de Hezbolá.

Para tender la ropa usa ahora el pizarrón negro de una clase. Para cortar tomates y cocinar usa un pequeño pupitre y para dormir movió las sillas y colocó una esterilla en el piso.

En la escuela Subhi al Saleh, donde viven ahora unas cien familias, las botellas de agua y las porciones de comida reemplazaron a los cuadernos y las plumas.

- "Echo de menos la escuela" -

Fatima, de ocho años, deambula por este refugio mientras echa de menos su escuela, que abandonó al igual que su hogar.

"Echo de menos la escuela y los libros para colorear", dice a AFP.

Las violencias transfronterizas empezaron hace un año, después de que Hezbolá abriera un frente con Israel en apoyo al movimiento islamista palestino Hamás, en guerra contra el Estado hebreo en la Franja de Gaza.

Durante un tiempo, los disparos de un lado y otro de la frontera apenas tuvieron un impacto limitado en el funcionamiento de las escuelas del sur de Líbano.

Pero desde que se transformó en guerra abierta que dejó más de 1.100 muertos en dos semanas, según las autoridades, todo cambió.

El ministro de Educación, Abbas al Halabi, enumera todas las razones por las que su ministerio no "correrá el riesgo" de organizar el inicio del nuevo curso escolar este mes. Entre ellas están los "riesgos de seguridad" y los "obstáculos a la circulación" de alumnos y profesores.

Los bombardeos que siguen retumbando tampoco ayudan a mantener el optimismo. "Dormimos en la calle desde hace dos semanas, la escuela no es nuestra prioridad por el momento", asegura Salma Salman, de 30 años, refugiada en el centro de Beirut con sus mellizas de siete años.

Jennifer Moorehead, de la oenegé Save the Children, anticipa un año en blanco. Con al menos un mes menos de escolarización en 2024-2025, los niños irán "muy retrasados".

- "No somos profesores" -

"Son años que no podemos recuperar", lamenta. La crisis económica de 2019 ya tuvo un gran impacto en el sistema educativo del país, donde los establecimientos privados, muy caros, juegan un importante papel.

Halabi, el ministro, ya baraja escenarios alternativos. "Cursos presenciales, a distancia o una mezcla de ambos", detalló en rueda de prensa.

Pero de momento no convence a todos. La red de Internet es frecuentemente objeto de cortes y la pandemia de covid-19 dejó una experiencia poco fructífera de las clases en línea.

Muchos desplazados explican además que, cuando huyeron, no pudieron llevarse sus ordenadores.

Nur Khawajeh, de 36 años, y su marido no se han visto desplazados. Pero su hija Jud, de siete años, y su hijo menor Issa, de cuatro, sólo tienen clases en línea.

Para ayudarles con el ordenador, han decidido turnarse. "No somos profesores, no tengo paciencia", lamenta Khawajeh.

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