Suspenden el juicio por presunto abuso sexual en la edición española de "Gran Hermano"
El juicio a un participante de la edición española del programa de telerrealidad "Gran Hermano" por presuntamente abusar sexualmente de una compañera en plena grabación en 2017, comenzó este martes en Madrid pero fue inmediatamente suspendido por "problemas siquiátricos" de la víctima.
El abogado de esta última entregó al tribunal un "informe sobre los problemas siquiátricos" de su cliente, que no pudo acudir a la sesión ya que "no estaba en circunstancias de poder contestar" a las preguntas, indicó a la AFP un portavoz judicial, que dijo no poder decir cuándo podría retomarse el proceso.
Los hechos ocurrieron cuando se grababa "Gran Hermano", emitido por Telecinco, el canal más visto en España, en la casa donde son recluidos los concursantes por semanas para capturar con cámaras y micrófonos todos sus movimientos, mientras la audiencia decide a qué participantes ir eliminando.
Una joven acusó a un compañero, con quien "había comenzado una relación sentimental unos 50 días antes" según la fiscalía, de haber abusado sexualmente de ella, cuando se encontraba en avanzado estado de embriaguez, en una de las habitaciones bajo la mirada de las cámaras.
Según la fiscalía, el hombre, acusado de "un delito de abusos sexuales", aprovechó que la mujer estaba en "estado de seminconsciencia" y, tapados ambos bajo un edredón, realizó "tocamientos, frotamientos y movimientos de contenido netamente sexual, despojando a la víctima de su vestimenta".
La joven "hasta en dos ocasiones levantó la mano como queriendo decirle que parara" y llegó a balbucear "no puedo", escribió la fiscalía en un comunicado.
Pasados unos diez minutos, cuando la joven se destapó la cara y dejó ver "su estado inerte", fue cuando intervino uno de los técnicos "encargado del visionado de la grabación".
Las imágenes nunca fueron emitidas y el asunto no salió a la luz hasta dos años más tarde, cuando la prensa reveló en 2019 que la mujer había tenido que ver las grabaciones a la mañana siguiente en una sala aislada denominada "Confesionario de Gran Hermano"
Un video de este interrogatorio que fue difundido por un medio en internet mostraba a la joven llorando e implorando que cesaran las imágenes.
"Jamás me preguntaron si yo quería ver eso (...) si me llegan a preguntar, hubiera dicho que no", dijo posteriormente a un medio español.
Endemol Shine Group, propietaria de la productora del programa, lamentó en 2019 "que la conversación en la que [la víctima] fue informada tuviese lugar en el confesionario".
La fiscalía pide para el acusado dos años y seis meses de prisión y pagar a la víctima una indemnización de 6.000 euros. Una suma idéntica es exigida a la productora Zeppelin Televisión por "los daños ocasionados a raíz de la exhibición a la perjudicada de las imágenes grabadas".
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