Brasil tiene su primera fábrica de bates de críquet
En un taller con una vista impresionante sobre las montañas del sureste de Brasil, el carpintero autodidacta Luiz Roberto Francisco talla un pedazo de pino, convirtiéndolo en un objeto raro en el país sudamericano: un bate de críquet.
Francisco, de 63 años, es el orgulloso propietario de la primera fábrica de bates de críquet de Brasil, con sede en la pequeña ciudad de Poços de Caldas, en el estado de Minas Gerais.
No por casualidad, la ciudad es también sede de Cricket Brasil, organización encabezada por el exjugador inglés Matt Featherstone, que se ha fijado la ambiciosa meta de conseguir que 30.000 brasileños practiquen en los próximos tres años el deporte que ama.
Por ahora son 5.000, formados principalmente en los programas juveniles de la organización, que permitió además la formación de un equipo nacional femenino.
Pero todo eso se detuvo cuando llegó la pandemia de coronavirus, dejando a quienes difundían el 'evangelio' del críquet sin un elemento fundamental: los bates.
Intervino Francisco, un electricista jubilado de la planta local de aluminio, conocido en Poços de Caldas como un hábil manitas e ingenioso solucionador de problemas.
Featherstone lo buscó.
"Me dijo que necesitaba a alguien para hacer bates de críquet y me preguntó: '¿Estás preparado para el desafío?'", dice Francisco. "Le dije: '¡Acepto!'".
- Coraje y YouTube -
Francisco dice que nunca había sostenido un bate de críquet en su vida.
Pero combinó videos de YouTube, la técnica de prueba y error y una buena dosis de coraje para convertir el taller de carpintería en la terraza de su casa en "Royal Bats" (Bates Reales, en inglés), su nueva compañía.
Primero aprendió que necesitaría aplicar dos toneladas de presión a la madera para darle la densidad correcta.
"No había ninguna máquina en Brasil para hacer eso", dice este genio de la carpintería, con anteojos.
"Así que probé varias cosas diferentes y terminé inventando una yo mismo", agrega Francisco.
No estaba seguro de qué tipo de madera local funcionaría mejor, así que comenzó a recoger restos y ramas cada vez que encontraba.
Después de meses de pruebas, él y Cricket Brasil se decidieron por el pino.
Francisco ahora puede fabricar un bate en unas cinco horas. Cada uno cuesta alrededor de 100 reales (alrededor de 20 USD), aproximadamente 70 veces menos que un bate premium importado de Inglaterra, hecho de sauce.
A medida que la cultura del críquet continúa extendiéndose, Francisco está ampliando su línea de productos. Ahora también fabrica portillos y sillas de críquet plegables.
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