Boris Johnson, el escapista político que volvió a salvarse pero no salió indemne
Carismático y controvertido, Boris Johnson es conocido por su talento para escapar a las crisis personales y profesionales y este lunes volvió a hacerlo, sobreviviendo a un voto de confianza que asestó no obstante un duro golpe a su legitimidad.
El Partido Conservador británico "ganó su mayor victoria electoral en 40 años bajo mi liderazgo y si no creen que podemos recuperarnos de nuestra posición actual y ganar de nuevo, es que no han mirado bien mi historial", le dijo el lunes a los diputados conservadores antes de que votaran si destituirlo o mantenerlo como su líder, y por lo tanto como jefe de gobierno.
Contra todo pronóstico, este experiodista de 57 años con un cierto aire de payaso logró una aplastante mayoría legislativa en 2019, gracias a su promesa de llevar a cabo un Brexit que parecía imposible tras años de bloqueo político.
El político de la indisciplinada cabellera rubia cumplía así su sueño de llegar a Downing Street, oficina y residencia oficial del primer ministro británico.
Pero fue precisamente allí, donde las múltiples fiestas celebradas por sus colaboradores durante los confinamientos contra el coronavirus indignaron a la opinión pública y a buena parte de sus propios diputados, donde se forjó el escándalo que este lunes estuvo a punto de hacerlo caer.
En la cuerda floja desde hace seis meses por el conocido como "partygate", Johnson salvó el cuello el lunes al obtener la confianza de 211 de los 359 diputados conservadores.
Sin embargo, con 148 en contra, sale de este nuevo número de escapismo con su legitimidad muy fragilizada.
- Solo cree en sí mismo -
Alexander Boris de Pfeffel Johnson nació en 1964 en Nueva York, en el seno de una familia de políticos, periodistas y celebridades mediáticas.
Uno de sus bisabuelos era turco y fue ministro del último Imperio Otomano. Algo que él siempre recuerda cuando se lo acusa de islamofobia, como cuando comparó a las mujeres vestidas con burka con buzones de correos, unas declaraciones que le valieron también acusaciones de misoginia.
"Lo único en lo que Boris Johnson cree es en Boris Johnson", aseguró a la AFP el exdirector general de la Organización Mundial del Comercio (OMC) Pascal Lamy, que conoce a su familia desde que Boris era un muchacho y estudiaba en la Escuela Europea de Bruselas, donde su padre fue eurodiputado.
Algo que según algunos se demuestra con el inusual ejercicio que realizó para decidir su posición sobre el Brexit: columnista del diario conservador The Daily Telegraph, preparó un artículo anunciando que apoyaba la permanencia en el bloque y otro afirmando lo contrario.
Esto alimentó la impresión de que su decisión escondía un cálculo político, cuando en el referéndum de 2016, este gran admirador de Winston Churchill --sobre el que escribió una biografía-- surgió como uno de los principales defensores de la salida británica de la Unión Europea.
- Mentiras y exageraciones -
Siguiendo el recorrido clásico de las élites británicas, estudió en las prestigiosas Eton y Oxford.
En 1987 comenzó una carrera de periodista en The Times, que lo despidió un año después por inventar unas declaraciones. Entre 1989 y 1994 fue corresponsal del Telegraph en Bruselas, donde escribió artículos que ridiculizaban las regulaciones europeas.
"No inventaba las historias pero siempre caía en la exageración", recuerda Christian Spillmann, periodista de la AFP en Bruselas en esos años.
Elegido diputado en 2001, perdió un puesto en la cúpula conservadora tres años después por mentir sobre una aventura extramatrimonial. Uno de los varios escándalos personales de un político que no quiere decir cuántos hijos tiene... además de los siete reconocidos.
Divorciado dos veces, ahora vive en Downing Street con su tercera esposa, Carrie, de 34 años, y los hijos de ambos, Wilfred, de dos años, y Romy, de 6 meses.
Adquirió rango de estrella tras ser elegido alcalde de Londres en 2008 y, aunque se le achacan algunos proyectos desastrosos, brilló por los exitosos Juegos Olímpicos de 2012.
Fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores por Theresa May en julio de 2016. Se le acusa de haber cometido graves errores diplomáticos antes de dimitir dos años después por sus desacuerdos sobre cómo realizar el Brexit.
Ya como primer ministro fue fustigado por su errática gestión de la pandemia de coronavirus, pero logró hacer olvidar las críticas apoyándose en una exitosa campaña de vacunación.
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