The Hong Kong Telegraph - "Acepto cualquier trabajo": la desesperada búsqueda de un jornalero en Shanghái

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"Acepto cualquier trabajo": la desesperada búsqueda de un jornalero en Shanghái
"Acepto cualquier trabajo": la desesperada búsqueda de un jornalero en Shanghái / Foto: Hector RETAMAL - AFP

"Acepto cualquier trabajo": la desesperada búsqueda de un jornalero en Shanghái

El sol acaba de salir en los suburbios de Shanghái, la capital económica de China, y una docena de hombres empuñan sus documentos de identidad para llamar la atención de un empleado de una agencia de trabajo temporal, con la esperanza de conseguir una peonada de 12 horas en un almacén.

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"Necesitamos gente fuerte", señala el empleado, que advierte que, en pleno verano, la temperatura puede subir rápidamente en el depósito.

Cada día, miles de trabajadores del campo intentan conseguir en Shanghái un empleo jornalero en fábricas o en la construcción, trabajos precarios más difíciles de encontrar a medida que la segunda economía mundial se ralentiza.

La cúpula del poder chino se reúne a partir del lunes en Pekín con el objetivo de definir medidas para reactivar una economía afectada por la crisis inmobiliaria, el consumo alicaído y el alto desempleo juvenil.

Shen Peng, de 34 años, no ha trabajado en diez días.

"Quisiera conseguir un trabajo en una fábrica", dice a la AFP este hombre de la provincia de Shaanxi, en el norte, que asegura que de momento le han ofrecido sobre todo empleos muy físicos y muy mal pagados.

Este excocinero en un restaurante cuida solo de su hijo. "Su madre enfermó y murió (...) Necesito encontrar algo que pague más", señala.

Shen Peng paga 40 yuanes (unos 7 dólares) por noche por una pequeña habitación con aire acondicionado en una pensión en Shanghái.

Pero se considera afortunado cuando compara su situación a la de otros jornaleros que comparten una habitación equipada sólo con un ventilador.

- "Cualquier trabajo" -

No es la primera vez que este treintañero prueba suerte en la megalópolis china.

Vino una primera vez en 2017, pero en aquel momento le llovían ofertas de trabajo, reflejo de la floreciente economía china de entonces.

Trabajó en una fábrica del grupo taiwanés Quanta Computer, un empleo en el que ganaba hasta 8.000 yuanes al mes (más de 1.100 dólares), con manutención y alojamiento incluidos.

Pero ahora es mucho más difícil encontrar trabajo.

"Antes no había límites, bastaba con conocer las 26 letras del alfabeto en inglés", recuerda.

Ahora, afirma, se rechaza a la gente con sobrepeso por temor a que no estén en buena condición física para trabajar.

Shen Chunping, de la provincia de Anhui (este), tuvo mejor suerte. Tras estar desempleado en mayo y junio, consiguió un trabajo temporal lavando platos en un restaurante, por un salario diario de 112 yuanes (15 dólares).

"No tuve mucha educación, sólo fui a la escuela. Así que ahora acepto cualquier trabajo", dice a la AFP.

- "Más difícil" -

"He hecho de todo", dice este hombre, detallando sus múltiples empleos como repartidor de comida o guardia de seguridad.

Pero "este año hay más gente [buscando empleo] y que no encuentran nada", añade.

Frente a un edificio cercano a la agencia de trabajo temporal, un centenar de personas espera conseguir un empleo, aunque sea informal.

Muchos de ellos llevan palas, con la esperanza de que se los contrate para trabajar inmediatamente en alguna construcción. Algunos llegaron a las 03h00 de la madrugada y charlan mientras comen una tostada que compraron en un puesto cercano.

"Este año es un poco más difícil que el anterior, el crecimiento en Shanghái llegó a su límite", dice Shao Tongfang, que vino de la provincia de Anhui hace 20 años en busca de un mejor futuro.

Planea regresar a su vida de agricultor en su provincia natal "dentro de unos años".

Oriundo de la misma provincia, Mei Buqin mantiene la esperanza de conseguir un trabajo en Shanghái. "En mi ciudad natal no lo voy a conseguir", dice pesimista.

Cuando se levanta el sol, un afortunado consigue un empleo de un día. Con una sonrisa en la cara se sube a un escúter conducido por su nuevo jefe hacia el centro de Shanghái.

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