En las Antillas francesas, la producción bananera quiere ser verde
En Guadalupe, Antillas francesas, David Mirre, produce 400 toneladas de bananas anuales con prácticas diferentes a las de antes, cuando "poníamos productos fitosanitarios y todo estaba solucionado".
David Mirre sigue la tendencia, cada vez más fuerte, de producir con menos pesticidas para conseguir productos más "sostenibles".
Su explotación en Bouillante, isla de Guadalupe, no tiene nada que ver, asegura, con las de antaño cuando se rociaban los árboles con todo tipo de pesticidas, incluido la clordecona.
Este producto ideado contra el gorgojo de la banana provocó una contaminación del subsuelo de la zona que durará siglos y una tasa de incidencia del cáncer de próstata entre los más elevados del mundo.
Su tardía prohibición en las Antillas francesas en 1993, cuando ya no se podía usar en la Francia continental, provocó un importante escándalo.
Pero "desde hace años", los productores han cambiado sus prácticas, asegura Mirre, con un gorro para protegerse del sol y botas de goma.
- Hierba, barbecho, arbustos -
Para empezar, ahora dejan crecer la hierba entre las plantas.
"Antes, un campo era solo de bananos: tenía que estar +limpio+", dice el productor, señalando los caminos dentro de su plantación.
En el suelo, la tierra oscura y "quemada por los productos fitosanitarios" está ahora cubierta de hierba y de restos de los bananos que ya han dado sus frutos.
"Al degradarse, esto se convierte en un abono natural", afirma el agricultor mientras una mangosta corretea entre los árboles.
Además, se ha reintroducido la práctica del barbecho y han aparecido arbustos en los lindes de las parcelas para favorecer la biodiversidad y obtener un mejor balance de carbono según las últimas cifras de enero.
Según la Unión de Agrupaciones de Productores de Bananas de Guadalupe y Martinica (UGBPAN), el uso de pesticidas ha disminuido un 38% en 15 años y el de los productos fitosanitarios en un 75%.
También se redujeron las emisiones de gases de efecto invernadero en un 14% gracias especialmente a los 26 navíos de gas natural licuado usados por el armador CMA-CGM para transportar las bananas hasta Europa.
Los productores usan ahora nuevas herramientas para "resistir" tras un año 2021 "complicado" y cambios de prácticas en la gran distribución que ahora compra de forma centralizada, indicó UGCPAN.
Por un lado están investigando nuevas variedades más resistentes a las enfermedades y los insectos. Por otro, están probando la banana "Punto de oro", que no necesita productos fitosanitarios pero cuyo aspecto ennegrecido no acaba de convencer a los consumidores.
- Alto coste para pequeños agricultores -
Los productores quieren conseguir también nuevas etiquetas para que sus esfuerzos medioambientales se reconozcan.
Ya catalogado como agricultor razonado y como comercio justo, Mirre busca ahora un certificado de alto valor ambiental. Unas 300 plantaciones ya han conseguido esta etiqueta que permite vender el kilo 30 céntimos de euro (0,32 USD) más caro.
La diferencia sirve para financiar proyectos ecorresponsables.
Pero esta agricultura respetuosa con el medioambiente tiene un coste que los pequeños agricultores no siempre se pueden permitir, señala Assaupamar, una asociación ecologista en Martinica, otra isla francesa en el Caribe.
No basta con pulverizar los tratamientos, hay que desbrozar para controlar las hierbas y reciclar los plásticos azules usados para impedir que los pájaros picotean los frutos, dice David Mirre.
Tampoco suprime la contaminación del suelo ni la persistente mala imagen del sector, señala Pascal Tourbillon, de Assaupamar, quien afirma que "es muy difícil obtener cifras exactas sobre los productos utilizados en Martinica".
Y sobre la agricultura completamente ecológica, sin usar tratamientos, muy pocos productores la han adoptado. Los costes de producción se disparan y la rentabilidad no crece necesariamente, argumenta Mirre.
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