Los aviones privados, ajenos a la pandemia y a los precios del petróleo
Las compañías aéreas han sufrido los efectos de la conciencia climática, la pandemia y ahora los elevados precios del petróleo. Pero los operadores de aviones privados hace tiempo que no registraban resultados tan positivos.
El miedo al coronavirus y la supresión de muchos vuelos regulares durante la pandemia hizo que la demanda de jets privados se disparara. Según Eurocontrol, el organismo de vigilancia del tráfico, los vuelos por negocios se duplicaron con respecto a 2019 y representaron el 12% del transporte aéreo en 2021.
"La aviación privada, en su conjunto, vivió un aumento increíble de la demanda", confirmó a la AFP Philippe Scalabrini, director para el sur de Eurpopa de la empresa VistaJet.
"La gente que puede permitírselo quiere un avión entero a su disposición, sin tener que compartirlo", explica. El año pasado, el efecto del covid-19 aumentó en un 90% el número de horas de vuelo de esta compañía de jets privados.
La demanda es tal que esta empresa fundada en 2004 por el millonario suizo Thomas Flohr anunció la compra de la firma alemana Air Hamburg a finales de febrero, tres días antes de la invasión de Ucrania, con el fin de aumentar en un 30% sus horas de vuelo.
Aunque es un poco prematuro evaluar aún las consecuencias del conflicto, Scalabrini es optimista.
La clientela rusa representa "menos del 5%" de su volumen de negocios. Con los problemas en las cadenas de suministro, "los empresarios se orientan de nuevo a sus proveedores en Asia", argumenta.
- Un avión de 72 millones de dólares -
VistaJet suspendió todos sus vuelos a Rusia antes de las sanciones internacionales hasta ver cómo evolucionaba la situación.
"Tuvimos miedo de ver nuestros aviones bloqueados allá", dice Scalabrini, que presentó en Ginebra la perla de la flota de la empresa, un birreactor Global 7500 del constructor alemán Bombardier, que cuesta 72 millones de dólares.
Sillones de cuero, camas cómodas o degustación de vinos: la compañía cuida todos los detalles a bordo de este avión, que prevé incluso un viaje placentero para los animales de compañía, con juguetes y comida.
Para limitar el cansancio vinculado a la diferencia horaria, la presión de la cabina también es menos fuerte que en un vuelo comercial. Así, el viajero "puede dormir como en su casa de Saint-Moritz", una lujosa estación de esquí de los Alpes, compara Scalabrini. Los contratos de su compañía con particulares comienzan en medio millón de dólares.
- Diez veces más contaminante -
Consciente de la importancia de su imagen y reputación, VistaJet espera llegar a la neutralidad carbono de aquí a 2025.
Pero un vuelo en un avión privado es 10 veces más contaminante que un vuelo comercial, según la ONG Transporte y Medioambiente.
"Somos favorables a los carburantes que reduzcan el impacto de la aviación en el clima", asegura Matteo Mirolo, experto en el sector aéreo, subrayando, sin embargo, que algunos pueden ser incluso "peores", debido a la deforestación que producen, como los que se fabrican con aceite de palma y de soja.
Las cuestiones medioambientales van a ser uno de los "grandes desafíos" de estos vuelos privados, según Philippe Berland, experto del transporte aéreo en la empresa Sia-Partners.
A corto plazo, la pregunta es cómo el transporte aéreo va a absorber el choque de los precios del petróleo y si las compañías de aviones privados lograrán que la clientela que llegó debido a la pandemia se quedará cuando la normalidad de los vuelos comerciales vuelva a instaurarse.
Los expertos opinan que sí. Y un precio del petróleo alto no disuadirá tampoco a buena parte de los adeptos a estos vuelos privados, según Pascal Fabre, experto aeronáutico de la firma Alix Partners.
Cuando una empresa o un particular compran un avión " de varias decenas de miles de dólares, lo que cueste el carburante no es una preocupación, incluso cuando el barril de petróleo llega a 100 dólares", asegura.
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