Libaneses añoran a familiares ligados a EI atrapados en campamentos en Siria
Desde hace tres años, Umm Mohamed Iali añora abrazar a sus nietas, atrapadas en Siria, donde dos de sus hijos murieron combatiendo con el grupo Estado Islámico (EI).
Como miles de familiares de los combatientes yihadistas, las tres niñas libanesas y su madre están retenidas indefinidamente en el campamento de Al Hol, en el noreste de Siria.
Sentada en la habitación de sus nietas en su casa en Trípoli, norte de Líbano, llora al recordarlas.
"Me he estado diciendo que van a volver hoy, que van a volver mañana. Todos los días por los últimos tres años", expresó la mujer de 50 años.
"Incluso preparé las habitaciones para su regreso", comentó.
La mayor de sus nietas tiene 10 años y la menor, nacida en Siria, cuatro.
Los Ialis son una de decenas de familias libanesas que exigen a Beirut repatriar a sus familiares atrapados en campamentos sobrepoblados como Al Hol.
El campamento tiene unos 56.000 desplazados, incluyendo refugiados de varios países, según la ONU. En su mayoría huyeron o se entregaron en los últimos días del llamado "califato" de EI en marzo de 2019. La mitad de sus residentes son iraquíes.
En 2014, EI tomó grandes extensiones de Irak y Siria y gobernó esos territorios hasta su derrota a manos de fuerzas locales apoyadas por una coalición encabezada por Estados Unidos.
Los yihadistas de EI continúan ejerciendo violencia en Al Hol, y la ONU ha advertido del deterioro de sus condiciones de seguridad.
- En la miseria -
Desde la caída de EI, los kurdos sirios que dirigen una región semiautónoma en el noreste de Siria, junto con la ONU, han urgido a otros países repatriar a sus nacionales con algún vínculo con los yihadistas.
Pero esto solo se ha hecho a cuentagotas porque los países temen una reacción local negativa, tanto por la respuesta de sus ciudadanos como por el peligro de nuevos ataques en su territorio.
Trípoli, de mayoría sunita, ha sido un hervidero de yihadistas que combaten a las fuerzas gubernamentales en la guerra civil de Siria. Cientos de jóvenes se unieron a los extremistas en el sitio desde el inicio de la guerra en 2011.
Sus esposas e hijos a menudo los acompañan.
Alaa, de 30 años y viuda de Mohamed Iali, es una de ellas. Su esposo murió en 2019 en una batalla para tomar el último bastión de EI en Baghouz, Siria.
Pese a la derrota del "califato" ese año, los yihadistas reclutaron a decenas de libaneses para unirse a sus filas el verano pasado.
Un oficial de seguridad dijo a AFP que "motivos financieros" atraen a los jóvenes de Trípoli, uno de los sitios más pobres de un país azotado por una crisis financiera que dejó a más de 80% de la población en la pobreza.
Tras huir de Baghouz, Alaa fue trasladada a un anexo de alta seguridad de Al Hol.
"Todo lo que quiero es que esta mujer y sus hijas regresen", exclamó Umm Mohamed, quien sueña con abrazar a sus nietas.
Contó a AFP que sus carpas en el campamento se llenan de lodo por la lluvia cada invierno.
"Viven en la miseria, carecen de todo", agregó.
El padre de Alaa, Khaled Androun, ha logrado visitarla a ella y sus hijas dos veces pero no ha podido lograr su liberación.
Su hija intentó huir con traficantes, pero una mina explotó en su fuga y la dejó herida, contó el padre.
"¿Qué será de las niñas?", preguntó Androun, al señalar que necesitan educación, atención médica y ayuda psicológica.
El caso está en manos de Seguridad General, una de las principales agencias de seguridad en Líbano.
El jefe de la agencia, Abbas Ibrahim, confirmó en una declaración enviada a AFP que el caso está bajo revisión de la entidad, pero que no ha alcanzado una solución.
"Aguardamos una decisión política para resolver el tema con las autoridades relevantes", comentó en referencia a la administración kurda del noreste de siria, a cargo del campamento.
- "Traigan a las mujeres" -
Umm Mosaab, de 35 años, logró huir de Al Hol en 2018 con sus dos hijos adolescentes después de pagarle 8.000 dólares a un traficante, pero su hija de 17 años sigue retenida en Roj, otro campamento.
Ella viajó a Siria en 2015 para unirse a su esposo en Raqa, la capital de facto de EI en Siria, pero él murió en combate.
"No he visto a mi hija en cinco años", lamentó.
Encarcelada por nueve meses tras su regreso a Líbano, Umm Mosaab es parte de un grupo de familias que presionan a las autoridades libanesas por el regreso de sus allegados en Siria.
Noor al Huda Abbas, de 59 años, dijo que rogó a las autoridades que le devuelvan a su nieta de siete años junto a la madre, ambas en Al Hol, pero solo recibió promesas vacías.
"Traigan a las mujeres y arresten a cualquiera que sea sospechoso", reclamó Abbas, cuyos dos hijos murieron en Siria.
Niños nacidos de padres yihadistas "no escogieron esta vida", declaró entre lágrimas. "Pero podemos cambiar sus vidas para mejor".
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