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Yamal, Endrick, Mainoo... ¿Cómo gestionar el talento adolescente en el fútbol?
Yamal, Endrick, Mainoo... ¿Cómo gestionar el talento adolescente en el fútbol? / Foto: Pierre-Philippe MARCOU - AFP

Yamal, Endrick, Mainoo... ¿Cómo gestionar el talento adolescente en el fútbol?

Lamine Yamal liderando la selección española con 16 años, Endrick salvando con sus goles a Brasil a los 17 o Kobbie Mainoo, de 18, deslumbrante con Inglaterra... De excepción en el fútbol a casi norma, la creciente llegada de adolescentes superdotados a la élite abre muchos interrogantes.

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"Todo fue demasiado deprisa y llegó un momento en que en mi cabeza no cabían más cosas... Debutar, marcar goles, tener protagonismo en el primer equipo, llamar la atención a la selección absoluta... Se esperaba demasiado de mí y yo era un niño", relata el exjugador Bojan Krkic esta semana en una entrevista con el diario El Mundo.

Prodigio del balón, el antiguo delantero debutó con el Barcelona a los 16 años en 2007. Comparado con Lionel Messi, su carrera se anunciaba meteórica, pero se frenó por los ataques de ansiedad que le acompañaron precisamente desde aquel salto al vacío cuando era solo un niño. Retirado, con 33 años, lo cuenta en un libro, "Controlar lo incontrolable".

Hace casi dos décadas el salto adolescente al profesionalismo era un terreno reservado a los elegidos. De los pocos que surgían, solo algunos tenían una carrera a la altura de las siempre excesivas expectativas.

- "Mantener los pies en la tierra" -

En cambio, en los últimos años ha proliferado el talento en edad cadete, con chicos capaces de tener gran protagonismo en clubes y selecciones.

La recién finalizada ventana internacional consagró a Yamal (Barcelona), Endrick (Palmeiras, fichado por el Real Madrid) o Mainoo (Manchester United), pero también sirvió para que debutara con España otro talento azulgrana, Pau Cubarsí, de 17 años, o repitiera en el centro del campo de la selección francesa la perla del PSG Warren Zaire-Emery, que acaba de cumplir 18.

¿Cómo gestiona físicamente un niño competir en un mundo de hombres? ¿Qué pasa por la cabeza de un chaval que compagina el instituto con la fama mundial?

"A esas edades el jugador tiene que tener un entrenamiento psicológico, conseguir herramientas que le ayuden a afrontar la presión, el estrés y las altas expectativas", dice a la AFP José Pedrosa "Galán", futbolista profesional y psicólogo deportivo.

"Tiene que haber un equilibrio entre su vida deportiva y personal, es clave la familia, los padres tienen que mantenerle los pies en la tierra y generarle un entorno estable y de normalidad", añade.

- Quemarse demasiado pronto -

Debido a las urgencias económicas del club que tuvo que dejar salir a su hijo pródigo por antonomasia, Lionel Messi, el Barcelona ha apostado sin complejos por la juventud extrema en los últimos años, pero sacrificando la salud de sus talentos.

Sus tres mayores promesas en el último lustro --Ansu Fati, Pedri y Gavi-- han visto sus carreras bloqueadas por los problemas físicos.

Ansu Fati, que debutó con 16 años en el primer equipo azulgrana, heredó el 10 de Messi pero las altas expectativas convivieron con lesiones en repetición que le dejaron sin frescura ni confianza. Con 20 años está cedido en el Brighton, donde solo suma cuatro goles este curso.

Fati era a Messi, lo que Pedri a Iniesta. Aterrizó en el Barcelona en 2020 procedente de Las Palmas y aquella temporada, con 18 años, lo jugó todo, incluida la Eurocopa y los Juegos de Tokio con España en 2021. Desde entonces encadena problemas musculares. A principios de marzo salió del campo en San Mamés entre lágrimas tras una nueva lesión.

Similar situación para Gavi, el guerrero del centro del campo azulgrana. En 2021, apenas cumplidos los 17 años, se convirtió en indispensable tanto en su equipo como en la Roja. Tres años sin respiro quedaron interrumpidos de manera repentina en noviembre por la rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha. Adiós a la temporada.

Son jóvenes prodigiosos pero también sobreexplotados, con expectativas demasiado altas en cuerpos tiernos y mentes en formación.

"Es necesario un trabajo de apoyo, orientación y gestión emocional para que el futbolista desarrolle una identidad que no esté solo ligada a su desempeño deportivo", subraya Galán, formado en el Atlético de Madrid y que ha jugado en 14 países durante su carrera.

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