La Mostra se cierra con una mofa del encarcelado iraní Panahi contra la censura
El cineasta Jafar Panahi, quien se encuentra detenido en Irán por protestar contra el arresto de dos colegas, cierra este viernes con una mofa contra la censura la competencia oficial de la Mostra de Venecia, marcada este año por el cine político y comprometido.
El ganador del León de Oro de Venecia por "El círculo" (2000) y del Oso de Oro en Berlín por "Taxi Teherán" (2015), quien no pudo asistir a Venecia, concursa con el delicado "Los osos no existen", emblema de una forma de terror con que se puede acorralar a la gente.
Dos historias de amor paralelas, una en Teherán, la capital, y la otra en un pueblo en la frontera con Turquía, desde donde un cineasta (interpretado por el mismo Panahi) dirige a través de internet su equipo, terminan por describir las tradiciones y las propias contradicciones de quien está obligado a permanecer encerrado en su propio país.
Aplaudida en su pase a la prensa, la película respeta el estilo del aclamado cineasta al mezclar historias y a la vez ofrece un retrato de las dificultades que atraviesa para realizar un film sin acabar en la cárcel u obligado a huir para siempre.
"Creamos obras que no son encargos, por eso los que están en el poder nos ven como criminales", escribió Panahi en una carta pública dirigida al Festival de Cine de Venecia.
El artista disidente, uno de los cineastas más premiados de su país, fue arrestado y condenado en 2010 a seis años de prisión con la prohibición por 20 años de dirigir o escribir películas, viajar o incluso hablar con los medios.
- Temor a la represalia -
Sin embargo, continuó trabajando y viviendo en Irán. Fue declarado culpable de "propaganda contra el régimen", tras apoyar el movimiento de protesta de 2009 contra la reelección del ultraconservador Mahmoud Ahmadinejad como presidente de la República Islámica.
El pasado 11 de julio, Panahi fue arrestado al entrar a la oficina del fiscal de Teherán para dar seguimiento al caso de su colega Mohammad Rasoulof, detenido desde el 8 de julio.
"La historia del cine iraní es el testimonio de la presencia constante y activa de directores independientes que han luchado contra la censura y para garantizar la supervivencia de ese arte. A algunos se les ha prohibido realizar películas, otros se han visto obligados a exiliarse o han sido reducidos al total aislamiento", denunció en su misiva el cineasta.
Su compatriota Vahid Jalilvand, autor de la segunda película iraní en competición en la Mostra y presente en el Lido, manifestó también su apoyo.
"Ningún artista o intelectual debería estar en prisión, ya sea en Irán o en cualquier otro lugar del mundo", lamentó en una charla con la AFP.
El sutil juego del gato y el ratón entre el cineasta y las autoridades islámicas ha permitido hasta ahora a Panahi seguir filmando, aunque ahora la situación se ha agravado con su encarcelamiento.
"¡Libertad para Jafar!", pidió este viernes el director de la Mostra, el crítico de cine Alberto Barbera, quien teme la represalia contra el artista.
"Tenemos miedo de lo que le pueda pasar", confesó Barbera.
Desde la Revolución Islámica de 1979, la represión se ceba con sus artistas, despojados con frecuencia de la libertad de expresión, censurados por toda producción que muestre una visión diferente a la oficial.
Mientras se silencia el cine dentro de ese país, su prestigio crece en el exterior por su cine creativo y actual.
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