Un recorrido por la obra en cerámica de Miquel Barceló se expone en Barcelona
El fuerte viento que le sorprendió durante una estancia en Malí empujó a Miquel Barceló a interesarse por la cerámica, una técnica que ya no abandonaría la obra de este artista español, que ahora expone en Barcelona una selección de sus tres décadas de trabajo con este material.
La retrospectiva -que podrá visitarse del 8 de marzo al 30 de junio en una planta de la céntrica Casa Milà, también conocida como La Pedrera, de la capital catalana-, reúne alrededor de un centenar de obras hechas en cerámica por el reconocido pintor y escultor mallorquín, de 67 años, así como algunos cuadros o cuadernos.
Las primeras cerámicas se remontan a mediados de los 90, cuando Barceló pasaba uno de sus periodos iniciales en Malí, país africano donde residió largas épocas, y la llegada de una temporada de intenso viento le impidió seguir pintando.
Así, por "accidente", comenzó a interesarse por la cerámica, y a explorar su arte junto a mujeres locales, encargadas de la técnica tradicional.
"Son las mujeres las que me enseñaron", rememoró este jueves durante la presentación de esta exposición bautizada "Todos somos griegos". "Primero me mostraron cómo hacer el barro, mezclarlo (...) Había mucho más trabajo en preparar el fango que en modelarlo", agregó.
El interés ya nunca se apagaría y, desde entonces, ha creado unas 4.000 piezas que abordan temas recurrentes en su obra, como el mundo marino o rural. Para Barceló, no existen separaciones estancas en su arte, solo cambian las técnicas.
"La cerámica es una forma extrema de pintura", explicó. "Es muy ancestral y muy moderna al mismo tiempo", agregó sobre este material "sensible", que lo "recoge todo".
La muestra -en la que destacan figuras con formas marinas, vasijas de diferentes formas y colores, irónicos autorretratos o algunos ensayos de la decoración que realizó para la Capilla del Santísimo de la Catedral de Palma de Mallorca-, ocupa una planta de La Pedrera, uno de los edificios de formas sinuosas concebido por Antoni Gaudí en el Paseo de Gracia de Barcelona.
Una oportunidad para Barceló de retomar el diálogo artístico iniciado con la obra del arquitecto catalán (fallecido en 1926), quien a comienzos del siglo XX participó en la reforma del templo mallorquín.
Mientras trabajaba en la capilla de la Catedral de Palma, no dejó de observar lo hecho por Gaudí, indicó.
"Empecé a preguntarme cuál había sido su proceso de intervención, primero como arquitecto y después como artista, cómo controlar la luz... Fue muy interesante, fue como una conversación", aseguró sobre esta relación que, según contó, "continúa aquí de alguna forma".
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