Reabren las universidades públicas afganas con algunas alumnas en clase
Universidades públicas de Afganistán reabrieron el miércoles por primera vez desde el regreso al poder de los talibanes y algunas alumnas pudieron asistir a clase, que serán no mixtas según las autoridades.
Hasta ahora, solo las universidades privadas habían sido autorizadas en septiembre a reanudar su actividad para hombres y mujeres, pero con clases segregadas.
El miércoles, alumnos y alumnas pudieron volver a los centros públicos de al menos tres provincias (Laghman, Nangarhar y Helmand) constataron periodistas de AFP.
"Es un momento de alegría retomar nuestras clases, pero estamos todavía preocupados de que los talibanes puedan pararlas", declaró a AFP Zarlashta Haqmal, estudiante en derecho y ciencias políticas en la universidad de Nangarhar en Jalalabad.
En Mehtarlâm, ante el campus de la universidad de Laghman, muy pocos estudiantes se presentaron el miércoles a primera hora, constató AFP.
"Todo el mundo puede venir. De 8h a 12h, las clases están reservadas a mujeres, de 13h a 16h, tendrán lugar las clases para hombres", confió un empleado de la universidad pidiendo anonimato porque la dirección les instó a no hablar con la prensa.
Solo seis mujeres, cubiertas con un burka o un nicab, entraron durante la primera hora de clases durante el campus, vigilado por combatientes talibanes en armas.
Antes del regreso de los fundamentalistas al poder en agosto, hombres y mujeres estudiaban juntos.
"Por ahora tenemos poca información", dijo Malik Samadi, estudiante de matemáticas de 23 años. "Nos han dicho que todos los cursos tendrán lugar conforme a la sharía", la ley islámica.
Además de las tres provincias mencionadas, las universidades públicas también debían abrir en Nimroz, Farah y Kandahar. El 26 de febrero reanudarán clases en las otras 28 provincias, indicaron las autoridades.
La Misión de la ONU en Afganistán calificó el lunes este hecho como "verdaderamente importante" para el país.
Esta reanudación llega poco después de las discusiones de finales de enero entre talibanes y diplomáticos occidentales en Noruega, el primer país europeo en recibir a los nuevos dirigentes islamistas.
Los países occidentales condicionaron el desbloqueo de miles de millones de dólares de ayuda internacional al respeto de los derechos humanos, particularmente de las mujeres.
Los nuevos dirigentes aseguran haber cambiado tras el brutal régimen de 1996-2001, en el que prohibieron toda disidencia e impusieron una draconiana interpretación de la ley islámica.
Sin embargo, no tardaron en reprimir nuevamente las libertades fundamentales de mujeres, imponiendo restricciones a su derecho de trabajar, educarse o viajar.
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