El asesino neonazi noruego Breivik permanecerá en prisión
La justicia noruega desestimó el martes el pedido de liberación condicional de Anders Behring Breivik, diez años después de que el militante neonazi asesinara a 77 personas en la peor matanza cometida en el país.
"Existe un riesgo evidente de que reanude el comportamiento que condujo a los ataques terroristas del 22 de julio" de 2011, declaró el tribunal del distrito de Telemark, al rechazar la solicitud de puesta en libertad de Breivik.
Breivik nunca mostró arrepentimiento después de haber cometido el crimen más sangriento jamás ocurrido en Noruega en tiempos de paz, por lo que esta decisión de la justicia no fue sorpresiva.
El 22 de julio de 2011, el extremista hizo explotar una bomba cerca de la sede de gobierno en Oslo, causando ocho muertos, y luego mató a 69 personas, adolescentes en su mayoría, disparándoles en un campamento de verano de la Juventud Laborista en la isla de Utoya.
Esta semana, Breivik aseguró que renunciaba a la violencia y que mantenía su ideología neonazi, pero por vías pacíficas.
El extremista de derecha, que ahora tiene 42 años, fue condenado en 2012 a 21 años de prisión, la pena máxima, que puede ser prolongada en la medida que siga siendo considerado una amenaza para la sociedad.
El veredicto había estado acompañado de un período mínimo de diez años, tras el cual podía solicitar la libertad condicional.
Así lo hizo en una audiencia celebrada, por razones de seguridad, en el gimnasio de la prisión de Skien (sur), donde estuvo encarcelado del 18 al 20 de enero.
- Crimen más sangriento desde la Segunda Guerra -
"Como en todo Estado de derecho, un condenado tiene derecho a pedir su liberación condicional y Breivik decidió usar ese derecho", había declarado su abogado, Oystein Storrvik, a la AFP.
Aunque su petición parecía desde el principio condenada al fracaso, Breivik había intentado desviar el procedimiento para difundir su propaganda ideológica, explotando la atención pública y mediática.
En un país que no había conocido crimen tan violento desde la Segunda Guerra Mundial, la demanda de liberación condicional no tenía ninguna posibilidad de tener éxito, según los expertos.
En 2016, en una demanda contra el Estado por su aislamiento carcelario, Breivik se atrevió a compararse con Nelson Mandela, que en su lucha contra el apartheid en Sudáfrica pasó de la lucha armada al combate político.
Pero el extremista, que remató a la mayoría de las víctimas de una bala en la cabeza, nunca expresó un remordimientos creíble.
Cada nuevo proceso, marcado por el cínico comportamiento de Breivik, desgarra de dolor a los familiares y allegados de las víctimas. Antes del inicio de la audiencia, el grupo de apoyo a las familias había pedido "darle poca atención al terrorista y a su mensaje".
Los ataques de 2011 inspiraron otros atentados, entre ellos el de Christchurch en Nueva Zelanda en 2019, y proyectos de atentados en el mundo.
Pese al carácter excepcional de sus crímenes, Noruega se esfuerza y trata a Breivik como a cualquier otro detenido.
En 2016, Breivik, que tiene en la cárcel tres celdas, una televisión con lector DVD y consola de juegos y una máquina de escribir, había logrado hacer condenar al Estado por tratamiento "inhumano" y "degradante" debido a que se le mantenía separado de los otros detenidos.
Pero la condena fue invalidada en apelación.
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